Fui una niña con muchos miedos, creo que más de los normales, miedo a enfrentarse a la vida y a las caídas que en ella podía haber, pero pese a eso quería que llegara ese día rápido, en el que me tocara resolver los problemas sola, en donde por fin pudiera asumir que yo era la dueña de mi. Una niña que se mostraba como los demás querían que la vieran por temor a no ser aceptada, después de un tiempo tomé las riendas de mi personalidad y empece a actuar como el corazón me lo indicaba; Con muchos sueños y expectativas de lo que era la vida en realidad me quité la mascara que mostraba frente a algunos y me di cuenta que podía ser realmente feliz, si no fingía ser alguien que no existía, desde ahí entendí que por más miedo que exista no hay que dejar jugar, la vida es sumamente valiosa como para perderla.
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